Los peligros y los riesgos constituyen dos conceptos fundamentales dentro del ámbito de la Prevención de Riesgos Laborales (PRL), aunque sus significados son distintos.
Mientras que los peligros son identificados como cualquier fuente, situación o acción con el potencial de provocar daño, los riesgos se refieren a la posibilidad de que dicho daño efectivamente ocurra, evaluando tanto la probabilidad de su ocurrencia como la severidad de sus consecuencias.
En este contexto, la identificación de peligros se orienta hacia el reconocimiento de cualquier elemento que pueda causar un perjuicio, en tanto que la evaluación de riesgos implica un análisis más detallado sobre la frecuencia con la que se espera que estos peligros se materialicen en daños y la gravedad potencial de estos. La distinción entre peligro y riesgo es clave para implementar medidas preventivas eficaces en el lugar de trabajo.
Por ejemplo, un cuchillo representa un peligro debido a su capacidad inherente de causar lesiones. Sin embargo, el nivel de riesgo asociado a su uso varía dependiendo de las circunstancias y del usuario; mientras que un carnicero experimentado podría manejarlo con un riesgo mínimo de sufrir cortes, dejarlo al alcance de un niño significa un alto riesgo de lesiones.
En este sentido, los profesionales en Prevención de Riesgos Laborales (PRL) deben estar capacitados para realizar evaluaciones de riesgo en los lugares de trabajo y aplicar técnicas preventivas y correctivas que aseguren la seguridad y salud de los trabajadores. Una forma de adquirir estas competencias es mediante la realización de una Maestría en Salud y Seguridad en el Trabajo, como la que ofrece la UNIR.
Ejemplos de las diferencias entre peligro y riesgo
Para ilustrar las distinciones entre peligro y riesgo en un entorno laboral, tomemos como ejemplo una obra de construcción. La labor de trabajar en un andamio o en el tercer piso de un edificio en proceso de construcción constituye un peligro inherente debido a la altura. Sin embargo, el riesgo de caída de personas a diferentes niveles —es decir, la probabilidad de sufrir una caída y las consiguientes lesiones— varía significativamente dependiendo de las medidas de seguridad implementadas.
Por ejemplo, para un operario que utiliza un andamio equipado con sistemas de protección colectiva, como barandillas, el riesgo de caída se minimiza en comparación con otro que trabaje en condiciones que no cumplen con las normativas de prevención de riesgos laborales. Además, la gravedad del riesgo de caída también difiere si el operario está trabajando a dos metros de altura frente a quien lo hace a veinte metros.
Este escenario permite identificar claramente los elementos que diferencian el peligro del riesgo: mientras que el peligro se asocia con la condición o actividad potencialmente dañina, el riesgo implica la evaluación de la probabilidad y gravedad del daño en función de las circunstancias específicas y las medidas de seguridad adoptadas.
Elementos para diferenciar el peligro del riesgo
Primero, es importante destacar que mientras el peligro es una condición inherente, el riesgo, por su parte, es el resultado de una elección o exposición. Segundo, el concepto de riesgo abarca dos dimensiones esenciales: la probabilidad de ocurrencia del daño y la magnitud de sus consecuencias. Tal como establece la Ley 31/1995, sobre prevención de riesgos laborales, para evaluar la gravedad de un riesgo es necesario considerar tanto la probabilidad de que el daño se materialice como la severidad del mismo.
La probabilidad se refiere a las chances de que un trabajador sufra un accidente, tomando en cuenta el tiempo de exposición a un determinado riesgo o la frecuencia con la que debe realizar una tarea riesgosa. No es lo mismo la probabilidad de accidente para un operario que pasa su jornada laboral en una obra, comparado con un técnico que visita la obra esporádicamente. En este caso, el riesgo es mayor para el operario.
En cuanto a la severidad del daño, este puede clasificarse como bajo, medio o alto, dependiendo de las potenciales lesiones o consecuencias. Claramente, no reviste la misma gravedad trabajar frente a un ordenador en un espacio poco ergonómico, en comparación con las lesiones que podría sufrir un obrero rodeado de maquinaria pesada durante toda su jornada laboral.
Una tercera distinción entre peligro y riesgo radica en que los peligros se identifican, mientras que los riesgos requieren de una evaluación para, posteriormente, implementar medidas de prevención o minimización, es decir, para su control.