Mientras cursaba una maestría con UNIR, le diagnosticaron una enfermedad severa. Sin embargo, luchó contra ella y pudo finalizar sus estudios. “Mi tutora Vivian siempre estuvo conmigo, e incluso ahora que ya terminé la maestría se sigue preocupando por mí”.
“En medio del último examen de la maestría me encontraba muy débil y tenía que parar cada rato. Ni siquiera pude realizar la prueba todo lo bien que me hubiera gustado. Cuando acabé me hospitalizaron durante 30 días”. Así, relata Omar Francisco Roldán cómo vivió su experiencia universitaria la cual se vio amenazada por una grave enfermedad. No obstante, el egresado de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) materializa a la perfección la expresión “lo que no me destruye, me hace más fuerte”.
Él mismo relata que al salir del hospital le dijeron que debía seguir el tratamiento al pie de la letra, porque si se presenta de nuevo la enfermedad sería fatal. “Estuve unos siete días prácticamente dormido, pero al final me recuperé. Yo creo que ha ayudado a que me ría de todo, y cuanto más grande los problemas más me rio”, dice con humor.
A pesar de su situación extrema, quien fuera alumno de la Maestría en Dirección y Gestión de Tecnologías de la Información (TI) guarda un bonito recuerdo de UNIR. “Fue un momento muy difícil de mi vida y la Universidad me ayudó muchísimo”, afirma.
La experiencia de una maestría online
El número de estudiantes de las provincias de Perú ha aumentado en los últimos años. Apoyándose en ese dato, Roldán asegura que lejos de las grandes ciudades “no hay oportunidades. Si yo hubiera tenido la posibilidad de hacer una maestría online cuando era más joven, no me hubiera movido a la capital”, afirma.
Para el magister por UNIR, unos estudios online fue algo nuevo. “Ojeaba las clases en directo y luego me las veía en diferido. En cambio, las clases donde tenía pocos conocimientos, las veía al completo en directo. La facilidad que te da esta modalidad virtual es muy buena”, asegura.
“A su vez, la experiencia de los trabajos grupales fue enriquecedora. En mi grupo éramos de diferentes partes de Latinoamérica por lo que disponíamos de muchas perspectivas de las que todos aprendimos. En algún momento fue difícil la comunicación, pero al final es parte de la experiencia”.
Con el apoyo de su tutora y los profesores, Omar Roldán pudo terminar con éxito su maestría con UNIR.
Para Roldán, uno de los pilares fundamentales de UNIR es la figura del tutor que acompaña al alumno durante el curso, en su caso crucial en momentos especialmente complicados. “Tuve una relación muy buena con Vivian, mi tutora. Hablábamos mucho y siempre me tenía en consideración”, recuerda.
Además, el exalumno asegura que “cuando tú decías que tenías un problema, ellos te llamaban al día siguiente y sino contestabas a la primera llamada seguían insistiendo. Aun cuando ya he terminado la maestría se siguen preocupando por mí”, subraya Roldán.
Por qué eligió UNIR para cursar sus estudios
Cuando decidió realizar una maestría para mejorar sus conocimientos, cuenta Roldán que estuvo buscando muchas universidades para hacer la maestría, “UNIR fue la última que encontré”, recuerda. Aun así, decidió escoger la universidad con sede en La Rioja por ser un título oficial firmado por el rey de España.
Sé que a mi padre le va a llenar de orgullo ver que uno de sus hijos tiene un título firmado por el rey de España. Omar Francisco Roldán, UNIRalumni.
“Mi abuelo era español. Aunque mi padre es peruano, siempre tenía un cariño especial al país de nacimiento de su padre. Por ello, sé que le va a llenar de orgullo ver que uno de sus hijos tiene un título firmado por el rey de España. Es más, cuando llegue el diploma solo voy a poner ´Francisco´, que es el nombre de mi padre, de mi abuelo y mío para que él sienta como suyo el reconocimiento”, asegura el estudiante.
Roldán también aprecia “el buen nivel de profesores que posee UNIR. Sentí que todos estaban muy bien formados. Son muy amenos y proporcionan clases interesantes. Gané muchos conocimientos nuevos. Cuando preguntaba respondían a todo lo que necesitara”.
Al igual que con su tutora, guarda buenos recuerdos de los profesores. “Mantuve muy buena relación con una profesora, Nadia. Me tenía mucha estima y manteníamos un contacto muy cordial siempre debatiendo sobre temas de la maestría. Me quedó la pena de no poderla haberla conocido en persona”.
Proyecto personal en provincias deprimidas
Manteniendo la línea de la docencia, el graduado por UNIR pone en gran valor la labor de los profesores. Cuenta que está pensando en realizar una maestría enfocada a la enseñanza para poder ayudar a los niños de las escuelas más pobres de su país a aprender sobre informática.
“Por suerte, yo he podido pagar una buena educación a mis hijos, pero hay niños en las provincias más apartadas de Perú que no saben abrir las herramientas de Office”, explica. “Por ello, tengo la intención de acercarme a los colegios más pobres para enseñarles a sus alumnos conocimientos básicos de la informática. Mi objetivo es que los estudiantes aprendan a programar”, cierra Roldán.