Mauricio Novoa, historiador peruano, y Ana Zabía de la Mata, directora de Proyectos de Patrimonio Cultural de UNIR, profundizaron en cómo el Barroco trascendió el arte para moldear una forma de entender el mundo y la gobernanza en los virreinatos.

Destacados especialistas internacionales profundizaron en la riqueza y complejidad del Barroco, no solo como estilo artístico, sino como una “forma de ser” que impregnó la cultura, el pensamiento y hasta las estructuras de gobierno en el mundo hispánico. Lo hicieron en una mesa redonda en el marco de la segunda edición ‘Hispanoamérica: un futuro compartido’, celebrada en el auditorio de la Fundación Rafael del Pino en Madrid, España, que contó con la participación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).
El foro contó con la presencia de Mauricio Novoa, presidente de la Fundación Goberna y decano en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC); Alfonso Miranda, director del Museo Soumaya – Fundación Slim; y Ana Zabía de la Mata, directora de Proyectos de Patrimonio Cultural en UNIR, quien actuó como moderadora.
El Barroco como “forma de ser”
Novoa ofreció una perspectiva integral del período barroco al describirlo como la expresión de una monarquía católica que, lejos de ser rígida o “cartesiana”, se mostraba “abierta hacia el mundo”.
Esta apertura incluía tanto las particularidades de los diversos reinos que conformaban la monarquía como el reconocimiento e integración de las culturas y estructuras preexistentes en América, como las incaicas. Según el experto peruano, quien también es doctor en Historia por la Universidad de Cambridge, esta visión se reflejaba en el Derecho Indiano, el cual incorporaba costumbres indígenas siempre que no contradijeran los principios católicos, y en una filosofía de gobierno resumida en la máxima: “No lo vea todo, no lo entienda todo y no lo castigue todo”. Este concepto, explicó, ilustra cómo la complejidad del arte y la música barrocas se trasladaba a la forma de gobernar.
Mauricio Novoa, historiador y decano en la UPC.
Novoa también destacó la particularidad de la formación jurídica de la época virreinal, basada en el Derecho Canónico y el Digesto, o compilación de normas, donde el modelo del buen juez no se encontraba en códigos civiles, sino en la imitación de Cristo, un concepto “cristológico” difícil de comprender hoy pero esencial para captar la “hondura” del mundo barroco. Subrayó además su naturaleza dual: “Profundamente local y, al mismo tiempo, conectado internacionalmente”. Asimismo, citó ejemplos como la inspiración de santos africanos (San Antonio Abad) en la fundación de la Universidad del Cusco.
Fusión de culturas: la clave del arte virreinal
Ana Zabía de la Mata, con su experiencia como antigua responsable del Departamento de América Virreinal en el Museo de América de Madrid, aportó una visión desde la conservación y el patrim onio. Enfatizó la importancia de la “conjunción de valores” que se produjo en los virreinatos, donde elementos indígenas, asiáticos (simbolizados por el mantón de Manila que ella misma portaba) y afroamericanos fueron cruciales para la eclosión de un arte tan exuberante y particular. Esta mezcla, señaló, “dio lugar a manifestaciones culturales únicas que reflejan la complejidad de esa identidad compartida”.
Ana Zabía de la Mata, directora de Proyectos de Patrimonio Cultural en UNIR.
Los participantes en la mesa de discusión exploraron también la idea de una “koiné hispánica“, un posible modo común de entender el arte y el pensamiento a ambos lados del Atlántico. Así, el historiador mexicano Alfonso Miranda habló de la diversidad inherente a cada región, al señalar las diferencias entre los virreinatos y capitanías generales.
Ecos contemporáneos y creciente interés en EE.UU.
En el foro hubo un destacado espacio de análisis para los rasgos de Hispanidad en la configuración de la identidad del actual Estados Unidos. Durante el coloquio se resaltó la idea de un legado vivo extendido en ese territorio americano y en los ecos contemporáneos de esta herencia. Un ejemplo es el proyecto desarrollado en la Iglesia Corpus Christi en Miami, impulsado por el Padre José Luis Menéndez, quien ha elegido conscientemente el estilo barroco y sus materiales nobles, como el oro puro y la madera de cedro, no por gusto estético, sino por “sintetizar la cultura y el pensamiento” que representa y debe perdurar en el tiempo.
Novoa recordó la notable influencia hispanoamericana en la fundación de universidades estadounidenses y aludió al protagonismo de los peruanos Rafael y Víctor Andrés Belaunde en la creación de la Universidad de Miami, que cumple 100 años en 2025.
Finalmente, y en la misma sintonía de evidenciar la revalorización de este legado compartido, Zabía señaló las importantes exposiciones de arte virreinal realizadas en los últimos años en grandes museos norteamericanos, como LACMA, Metropolitan e Hispanic Society.